El Cabrero

Las raíces nos delatan. Más tarde o más temprano, volvemos al sitio donde todo empezó y encontramos algo distinto. Yo soy del norte. Por parte de madre, de un valle angosto y húmedo, de verdes llosas y cumbres de piedra. Yo soy del sur. Por parte de padre, de una tierra seca, magullada, que brilla cuando el día es mantecoso.
Hoy, en el viaje de vuelta, veníamos escuchando a El Cabrero. Creo que lo que llevamos de blog, deja bien a las claras de qué pie cojeo, y el fandango y la bulería, en principio, no entraban en la lista. Están en mis venas, sin embargo, supongo, arrinconados y a la expectativa. También están en mis venas políticas, que empiezan a ser de pura sangre.
Tengo más en común con El Cabrero de lo que creo, y si miro para atrás, hasta tenemos amigos en común, amigos de los que hacía mucho tiempo que no veías. La música es aire y no tiene forma. Como la poesía.
Al llegar a casa, he enredado en internet. He visto que El Kebran ya colgó el video de Luz de Luna en su blog hace más de dos años. A mí me gusta otra, de la que no hay video, pero sí puedo colgar la letra que, por si sola, forma un poema, sin forma, como el aire, lleno de huecos vacíos inaprensibles, ecos, silencios que ni El Cabrero puede llenar con su voz de tierra y tiempo. Se titula "El Pare y el hijo" y yo se la he oído en directo a otro gran cantaor, más humilde y desconocido, con la misma voz de tierra y tiempo, con los mismos huecos que llena el aire sin convencimiento, Bernardo de Badajoz. No hay guitarras, ni baterías, ni historias de chicas que bailan en el dancefloor, pero a nosotros dos, que hemos saltado escuchando a los Pixies, hemos cruzado miradas comprometidas delante de Jeff Tweedy y abrimos la boca todo lo que pudimos al ritmo de la pierna de Edwyn Collins, nos suena igual que la mejor canción de rock and roll de la historia.

De un pare y un hijo cuentan
que se ganaban la vía
por campiñas y olivares
trabajando noche y día.

Sin haber hecho motivos
a los dos los amarraron
a un viejo tronco de olivo
y a balazos los mataron.

Nadie se atrevió en el pueblo
a pedir explicación ...
La muerte de aquellos hombres
sirvió p'a sembrar terror.

De aquel padre y aquel hijo
solo se acuerda la tierra
Allí donde los mataron
crece mas verde la yerba...
Crece mas verde la yerba
allí donde lo enterraron.



Comentarios