Cambiemos de pola



Que mañana vamos a la Azoka.
A ver si Sarri salió ya del bafle.
Si Porco Bravo colabora en un disco de homenaje a Jonny Cash...
¿por qué no?
Por qué no va a ser Ataque Escampe banda sonora de la fiesta del libro en euskera.
Todos lo saben: la cultura gallega invitada al jai alai que no le gusta a Fernando Aramburu. Y allí vamos nousotros.
¿Para qué vamos a hablar del amor?
Os cuento una historia: ayer fuimos al fútbol, nuestro fútbol de Tercera División. Frío frío frío frío y ningún gol. A falta de gol, contamos todos, cada uno de los insultos que dejan roncos a nuestros compañeros de tribuna, con sus venas hinchadas, con sus puños prietos, con su poesía becerril, en fin, mejor que el club de la comedia, comedidos, como somos, no pegamos en aquel conato de homenaje a la inteligencia dilapidada. Pero aún hay más. Hubo más. Porque como somos tontos, de nacimiento, de crecimiento y de defunción, después nos fuimos a ver otros noventa minutos de fútbol de tercera división, primera división, enlatada en televisión de pago, pagamos cuatro heinekens en la barra de un bar del barrio. Y aquí viene la historia: entre jubilados despistados, cuadrillas reconocidas y familias que dejaban, a pesar del frío, que los críos jugaran en el patio, dos gallegos borrachos se hacían los dueños del espectáculo. Borrachos a ciencia cierta y con noción de que el alcohol solo saca lo que ya estaba dentro. Borrachos cariñosos, que los hay, graciosos, que lo llevaban dentro, resueltos y aficionados del Athletic de Bilbao por devoción monetaria: un gol más y se llevaban una porra que con cada minuto que pasaba subía el fondo. ¡Porteiro, porteiro!, gritaba uno. El otro, incapaz de colocarse dentro del espacio-tiempo, celebraba goles anulados y goles contrarios sin darle tiempo a despreciar el disgusto. A falta de un gol, se quedaron. Y uno dijo de ellos: la felicidad gallega, siempre a falta de un paso. ¿Es una frase hecha? ¿Es poesía barata? ¿Es una gilipollez? Probablemente las tres, pero no se llevaron la porra.
Y mañana cambiamos de pola, nos vamos a la azoka, y si no suena en los bafles de Sarri que reverberarán en Durango, por lo menos que suene aquí:

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