Kontrolpean



Estuvieron sembraos, qué quieres que te diga. Se comportaron. Eso de "controlar que descontrolan" les sentó muy bien. Así que... no sé qué más contar. Que empiezo a distinguir las nuevas canciones, y suenan cada vez más ponderadas, entra más profundo el tajo. Que tocaron una versión de Zer Bizio?, creo, aunque igual me confundo. 

Se comportaron, lo que no quiere decir que bajaran un ápice la intensidad. Había sincronía allí arriba, vínculo, amor. Parece que los cuatro se pusieron de acuerdo para estar inspirados. Al principio, David parecía que estaba cortando leña en un valle muy hondo: se oían sus baquetazos como hachazos con eco, pero luego se fue asentando el sonido... o mi oído. No pega un solo golpe de más, eso es virtud. Iker, a la guitarra, ganó más prestancia, y sonreía mucho, lo que siempre añade vistosidad. Este no sabe lo que son quintas. Sus acordes aquilatan las canciones, afiligranan cada línea, mantienen el suspense. A Jero, en las cuatro cuerdas, se le oyó mejor que nunca, subiendo y bajando por el mástil mientras parece que marca los acordes con el rictus de la cara, encoge los mofletes, un re, los hincha, un do (me lo he inventado). Jon Ander, el cantante, para la ocasión, se disfrazó de proctólogo y ni con el guante de látex en la mano consiguió que su función pareciera profiláptica. Si no les gusta que les haya mencionado por el nombre, que me canéen luego. 

Han crecido los Tipa, y mucho. No es que yo les siga desde que empezaron, que me subí al carro tarde. Pero han crecido y madurado, aunque eso, dicho así, suene hasta mal. Tienen canciones que con el tiempo han ganado empaque. Además, están artilladas con cargas de demolición. Suenan conjuntados y equilibrados, pero, sobre todo, tienen lo que sobresale: el detalle, el matiz, el remate que les hace especiales, distintos. Si no sabes lo que es, te lo imaginas, como hago yo. Les va a venir bien que aprieten, ahora que, según parece, van a llamarles para tocar en los emtivíagüors, según contaron. Si quieres saber qué música hacen, para ver si te apetece ir a verlos cuando telonéen a Rihanna, yo paso de decírtelo, visita su bandcamp, arrójate a sus hercúleos brazos.

Yo también voy a controlar que descontrolo, pero, antes de terminar, déjame que te cuente lo que debería haberte contado antes: que estamos hablando de los Tiparrakers tocando el sábado pasado en la Riojana Rock justo después de Audiencia Nacional, que no lo había dicho porque he empezado a escribir sin norte, sin pensarlo, sin tener ni puta idea de lo que quería decir. Normalmente, veo conciertos con doble sesión y dejo de contar una, pero, en esta ocasión, tomo ración doble: quería dedicarles su porción a cada uno. Déjame, eso sí, que te cuente que, en primera fila, desde donde yo estaba, se veía a Josu Distorsión dándolo todo. Y a muchos otros. Del pueblo y de más lejos; de uno y otro sexo; de una u otra generación. Todos, como he dicho antes, dejando huellas. Y ellos, allí arriba, contribuyendo a la tradición, a la nueva historia que hay que seguir escribiendo. 

Así que no voy a repetirlo porque era ya lo que faltaba, pero queda claro que si esto es lo que viene luego, yo no quiero perdérmelo. Creo, sinceramente, que cualquier tiempo pasado no tuvo por qué ser mejor, y aunque los que nos enseñaron por donde pisar aún tengan que recibir su merecido aplauso, está claro que los que están viniendo después no tienen problemas para saltar por encima del listón que les pusieron. Hay que mirar para todos los lados, para atrás pero siempre hacia delante, aunque el sábado nos pasáramos todo el rato mirando hacia el escenario, sin pestañear, casi.

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