Fenómenos, prolegómenos, momentos



Siempre voy poniendo por delante los paños calientes y los contextos más amplios. Esta vez, pensé, para qué, si estaban por allí todos los que saben escribir bien, los que opinan mejor y los que enfocan la cámara con puntería exacta. Para qué, pues. No lo sé, pero sin más prolegómenos, vamos:

Volvían los Atom Rhumba al escenario bilbaíno por excelencia, donde les vimos despedirse, con distintos protagonistas, hace ya unos cuantos años, y lo hacían levantando expectación. La máquina de humo a tope, la platea repetada y ellos arriba para presentar su nuevo disco, del que ya habían deslizado algún corte pero para escucharlo entero habrá que esperar aún unas semanas. Así que no esperes que sepa bien decirte cuáles tocaron y cuáles no, porque no las conozco y como solo me dedico a esto para tratarme la adicción, no he tenido el privilegio de escucharlas con antelación. 

Eso sí, sé que abrieron con "The Sea in You", que es una de las canciones que han adelantado. Sonó o me sonó como sepultada, impenetrable. Y no solo por la glicerina vaporizada. Siguieron, además, con rasgueos mudos, presentándose sin concesiones, enredados y nebulosos. Hasta que no atacaron "Voy cableao" (o algo así) y la base rítmica le puso disposición y orden a la estructura, no pegamos los pies al suelo. Cantaban en castellano, algo nuevo, y fue el preámbulo de "Cynic Skin", de su anterior disco, hace ya siete años, Gargantuan Melee, así que también echaron la vista atrás.

No fue la única que recuperaron de ese disco, también cayó "The Secret Tongue Dance Society", que Rober! abrió a la guitarra tocando un himno desgalichado que bien podría ser el de Tabarnia. En ésta, se lució el batería, al que llamaban Etxebeste, y que, creo, le ha añadido ímpetu a la base rítmica. "I'm Coming" también estaba en ese disco y también la rescataron para la ocasión, con Joseba Irazoki sacando el slide y el baterista tajando los parches. Todas sonaron distintas, con menos pigmento pero más corpulencia. Con otra personalidad. Algo que parece natural, dado que las tocan otros protagonistas, y que me parece más virtud que falta, aunque lo que a mí me parezca no venga al pairo; al pairo sí vino, sin embargo, que viajaran aún más lejos, hasta 2006, para recuperar un par de canciones de Amateur Universes, en concreto, "Home Made Prozak" y "Body Clock", dos canciones que, con todo el respeto del mundo para las nuevas, a las que les queda hacerse hueco, encendieron a un público que siempre estuvo receptivo pero a la expectativa. 

De las nuevas, además de lo ya dicho, por supuesto, no puedo ir mucho más lejos y solo reconocí, y puede que me equivoque, "Tumba gris", donde destacó el sonido, nítido y expansivo. Una canción con espíritu hipnótico, como gran parte de lo que tocaron ayer, de hondos matices, regusto orgánico y la obligación de esforzarte para disfrutarlo. También hay espacio, no te creas, para lo amoldado, lo convencional, lo que no se esperaba de Atom Rhumba por corriente, ordinario, aunque habrá que escucharlo en plástico y volverlo a ver en directo para superar las primeras impresiones, casi siempre erróneas o incompletas. Hubo canciones más inmediatas, de impacto instantáneo, eléctricas y a la nuca, más rollo funkytown, pero las dejaron para el bis. Rober!, que está en el frente y se le ve más, se le nota más redimido y espontáneo. En las nuevas, no recurre tanto al falsete, su voz se hunde y surge con más fondo, con más nervio. Estuvo, también, me lo pareció, pero igual soy yo, más dinámico y locuaz: bajó y subió los peldaños, lanzó agua, miraba al público con atención, como pasando lista, y hasta interactuó con nosotros, a los que nos llamó "puto público de Bilbao", mientras alguien le contestaba gritando "Aupa el Erandio", que no sé si fue el mismo que se pasaba todos los medios tiempos pidiendo "egurre". Incluso, en un gesto que solo a los del pueblo se nos puede ocurrir exagerar y llenar de simbolismo, le dejó un momento su guitarra a Álvaro Brutus, quien se quedó petrificado, sin saber qué hacer con excálibur, hasta que la volvió a recoger el Rey Arturo. 

El momento, mi momento, fue el regreso tras el parón. Más allá de los murmullos y los paliques, esa canción, desconocida para quien escribe, con la que se remolcaron sin prisa hasta que la batería la alzó tan alto que tocaron la voluta del techo fue el momento, mi momento. Además me había quedado solo, y pocas veces he abrazado esa sensación de ensimismamiento, sin ascetismo, no nos pongamos trágicos, en la que te cierras en una burbuja, te trasladas a un plano en el que eres tú y la música, nada más. Ya me he puesto asceta. Necesito decir panceta, para quitarme el arrepentimiento. Perdón. Sigamos. Cerraron el concierto recuperando otra de Gargantuan Melee, "Istingako Mutikoa", diez minutos de desalojo lógico, donde participó Javier Díez Ena con su theremin, al que no hemos mencionado con más atención porque no pudimos ver con la debida su actuación, y que terminaron con la distorsión acoplada y una exhibición de trápala para acabarla con Rober! en una esquina, aplaudiendo, hinchando los mofletes y apuntando al escenario vacío. Una metáfora que no me voy a atrever a interpretar. Y ya está. 

La sensación fuera era de bien, ¿no?, a pesar de, habrá que ver, sí, no ha estado mal, tengo que, es que, sí, puede. Había hueco e incógnita al final de cada frase, aunque tampoco te creas que estuve yo allí, como se dice ahora, pulsando la opinión del pueblo. No sé muy bien cómo explicarlo mejor. Creo que quizás se deba a que es difícil aplicar la lógica y el equilibrio a eso que llamamos Atom Rhumba, que, más que una banda, parece un fenómeno, una entelequia que, cada cierto tiempo, se manifiesta, y, cuando lo hace, lo hace como le viene en gana. Creo que esto es solo el principio, o eso espero, Capitán Renault. 

De todas formas, no te angusties, relájate, olvídate de esto si es que por algún error de la providencia has acabado llegando hasta este párrafo. Vas a salir de aquí, sí. Ayer en el Kafe Antzokia, al que nosotros volvíamos desde el pasado y casi se nos hizo una bola de nostalgia en la garganta, estaba todo el establishment musical bilbaíno y parte del underground, había músicos, ex músicos de Atom Rhumba, plumillas y plumistas, gente de bien y los que no lo somos tanto, peña de la margen izquierda y mucha de la derecha, aparentantes, jóvenes curiosos, veteranos ansiosos, familia, amigos, conocidos y hasta alguna que los veía por primera vez. Así que, lo dicho, no te angusties, olfatea, ya hay videos a mansalva en el youtube y pronto caerán mejores crónicas que esta. Escucha a los que saben y lee a los que cuentan, y esto tómatelo como un ejercicio matinal para entrenar las amígdalas. 


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